Una pregunta muy frecuente que se hacen los pacientes a la hora de pedir cita en una consulta es si para su dolencia sería mejor tratarse con un fisioterapeuta o con un osteópata.
Con este artículo no se pretende alagar o menospreciar ninguna de las dos disciplinas, sino aclarar los criterios y las formas de abordar una lesión que tienen cada una de ellas.
Reconocimiento
La fisioterapia es una profesión sanitaria que se encuentra dentro del Sistema Nacional de Salud español y está presente en hospitales y centros públicos.
En cambio la osteopatía está considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una terapia alternativa y sólo se puede ejercer de forma privada, aunque valga decir que el reconocimiento de la osteopatía como práctica médica depende del país.
En Estados Unidos, Canadá, Francia y el Reino Unido, tiene estatus oficial desde hace, al menos, dos décadas y la reconocen como una formación propia, diferenciándola de la fisioterapia.
Formación
En España, la fisioterapia es una carrera universitaria dentro de la rama sanitaria y tiene una duración de cuatro años.
En cuanto a la osteopatía, la formación en España es de carácter privado. Hay una gran diversidad de estudios, desde postgrados o másters oficiales hasta inclusive cursos no homologados.
Lo habitual es realizar la formación universitaria de fisioterapia y posteriormente un máster oficial de osteopatía que suele durar de 5 a 6 años, dependiendo de cómo se distribuyan las horas lectivas y días de formación durante el año.
Visión y Diagnóstico
En términos generales, la osteopatía tiene una visión más holística y la fisioterapia más analítica.
Aunque con las dos disciplinas se debe intentar abordar el origen del problema y no solo las consecuencias del mismo, con la fisioterapia hacemos un abordaje más analítico de la lesión teniendo en cuenta, sobretodo, el aparato locomotor, y con la osteopatía tenemos una visión más global tratando de llegar al origen del problema, teniendo en cuenta tanto la parte estructural, como la visceral y/o craneal para llegar a entender cómo el cuerpo ha llegado a desarrollar ese síntoma o esa clínica.
Pongamos por ejemplo un dolor de hombro asociado a una tendinopatía del manguito rotador. El fisioterapeuta diagnosticará perfectamente mediante pruebas físicas qué tendón está afectado, en cambio, el osteópata buscará si hay algún órgano en disfunción que pueda provocar un mal funcionamiento en la zona de dolor o si hay una mala colocación postural o zona de hipomovilidad en tronco, cadera o incluso extremidad inferior que provoquen un problema biomecánico en el hombro. Es por esto que no debe extrañarse si el osteópata le hace preguntas que parezcan irrelevantes como si padece problemas digestivos o si tiene alguna cicatriz.
Técnicas de tratamiento
Tanto en la fisioterapia como en la osteopatía se utilizan técnicas manuales y hay muchas de ellas que son muy similares en ambas disciplinas.
La osteopatía únicamente utiliza la terapia manual con el objetivo de volver a alinear el cuerpo y así normalizar el movimiento en su totalidad.
La fisioterapia utiliza, además, el ejercicio terapéutico, frío, calor, luz, agua, masaje, agujas de punción seca o la electricidad para recuperar la zona del cuerpo afectada. Los fines del tratamiento son el alivio del dolor, aumento de la circulación, prevención y corrección de la disfunción, así como la máxima recuperación de la fuerza, movilidad y coordinación.
Otra diferencia básica es la frecuencia entre los tratamientos.
En fisioterapia y según la patología se pueden hacer sesiones a diario y en osteopatía en casi ningún caso se hacen sesiones con menos de tres días de diferencia. En este último caso, lo más normal es dejar hasta una semana o diez días entre las sesiones. Esto se debe al principio osteopático de autoregulación del cuerpo. Buscamos dejar tiempo al propio organismo para recuperarse con la ayuda de nuestro tratamiento.
Patologías que puede tratar cada disciplina
Actualmente son muchos los fisioterapeutas que utilizan las herramientas de osteopatía en sus intervenciones ya que se han mostrado de gran efectividad terapéutica, pero resultan insuficientes a la hora de abarcar ciertas patologías como las neurológicas, las respiratorias o las vasculares.
Aún así, hay que ver el funcionamiento del cuerpo como un conjunto de sistemas que funcionan en armonía y cuando hay una lesión, todos quedan afectados directa o indirectamente. Por ello, no hay un tratamiento único indicado para cada tipo de lesión, si no que diferentes tratamientos pueden hacerla mejorar.
Así, hay muchas dolencias que pueden ser tratadas por un fisioterapeuta o un osteópata y el resultado será positivo.
Lo mejor que puede hacer es consultar en su centro antes de pedir cita y explicar qué síntomas tiene para que le indiquen qué profesional podría tratarle.
Formación de cada especialista
Bajo mi punto de vista, hay que tener en cuenta que un osteópata debería ser (en nuestro país) un fisioterapeuta que ha escogido esta rama de formación y ha aprendido más herramientas para diagnosticar y tratar.
Cada fisioterapeuta puede escoger formaciones muy diversas para tratar a todo tipo de pacientes.
Por ejemplo, en nuestro centro tenemos fisioterapeutas con una formación específica para tratar problemas de extremidad superior, problemas articulares en columna (McKenzie), cadenas musculares, lesiones del pie, ejercicios hipopresivos, etc…
Un buen profesional tiene que ser capaz de saber si sus técnicas de trabajo son las más indicadas para abordar un problema concreto en un paciente y si no es así, saber derivarlo a otro profesional que domine técnicas más indicadas para dicho caso.
Lisa Llorens Bell
Fisioterapeuta y Osteópata número de colegiada 472 (Illes Balears)
Clínica Córpore (www.corporeibiza.com)
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