Existen muchas preguntas relacionadas con el suelo pélvico: ¿Es normal que tras el parto haya incontinencia urinaria? ¿El suelo pélvico es sólo cosa de mujeres? ¿Cómo es posible que tenga incontinencia urinaria si no soy mamá y además, hago mucho ejercicio? ¿Cuál puede ser la causa de no tener relaciones sexuales plenas?
La respuesta a todas estas pregunta es que te podemos ayudar gracias a la fisioterapia del suelo pélvico.
Debemos saber que el suelo pélvico es un conjunto de estructuras musculares y ligamentosas antigravitatorias que cierran la cavidad abdominal, tapizando la pelvis. Actúa en sinergia con el diafragma torácico (ese gran desconocido del que ya os hemos hablado) y con la musculatura estabilizadora profunda de la columna vertebral y abdomen. Este corsé es nuestro centro de gravedad o CORE y gestiona, entre otras, la actividad postural y las presiones abdominales. De ahí, la importancia de que todos estos componentes, funcionen coordinadamente (del control motor ya os hablaremos en profundidad en otra entrada). Es como una orquesta; si alguno de los músicos, incluido el director de orquesta, desafina, la pieza musical no sonará de forma armónica.
Anatómicamente, podemos dividir los músculos del suelo pélvico en tres planos musculares.
El plano más profundo o diafragma pélvico, está compuesto por el músculo coccígeo y por el músculo elevador del ano, en el que podemos distinguir tres regiones (iliococcígeo, pubococcígeo y puborectal) y cuya actividad basal normal, mantiene el hiato urogenital cerrado a través de la compresión y elevación de uretra, vagina y recto en dirección al pubis.
En un plano intermedio, encontramos el transverso profundo del periné y el esfínter de la uretra.
Y en el plano superficial o periné, el esfínter externo del ano, el transverso superficial del periné, isquiocavernoso y bulvoesponjoso.
Cabe destacar que toda esta musculatura supone, únicamente, el 30% del tejido que conforma el suelo pélvico; el 70% restante, está formado por el sistema fascial pélvico. Por eso, si únicamente tratamos la musculatura, estaríamos trabajando sólo el 30% del problema.
¿Cuáles son las funciones del suelo pélvico?
El suelo pélvico permite la micción, defecación y el parto, por lo que tiene un papel fundamental en el mantenimiento de la continencia (urinaria y fecal). También juega un papel importante en las relaciones sexuales.
Estructuralmente, el suelo pélvico cierra la pelvis ósea, formando la pared inferior de la cavidad abdominal. Garantiza la estabilidad de la pelvis junto con una correcta activación del músculo transverso del abdomen y ejerce de sostén de las vísceras pelvianas.
La gestión de presiones intraabdominales que se generan en el corsé, puede compararse con un émbolo o jeringuilla y comienza con la respiración. Las hiperpresiones abdominales (tos, estornudos, cargas, ejercicio, obesidad… ) generan impacto directo sobre el suelo pélvico: si se encuentra debilitado, no sostendrá funcionalmente las vísceras y órganos internos, lo que podrá suponer un amplio abanico de disfunciones, tales como incontinencia urinaria y/o fecal, alteraciones del vaciado del aparato urinario, prolapso de órganos pélvicos, disfunciones sexuales y síndromes de dolor crónico.
¿El suelo pélvico es sólo cosa de mujeres? La respuesta es clara: NO.
Todos tenemos suelo pélvico. A parte de las diferencias fisiológicas que todos conocemos (“los niños tienen pene, las niñas tienen vagina”), existen órganos comunes en ambos sexos, tales como el colon pélvico, el recto, la vejiga urinaria, uréteres, vasos y nervios. Si bien es cierto que durante el embarazo y tras el parto, el suelo pélvico femenino se ve afectado, las enfermedades prostáticas, problemas de erección y otros problemas propios de su fisiología, también hace susceptibles a los hombres de necesitar tratamiento.
Por eso, nadie está libre de padecer disfunciones del suelo pélvico en alguna etapa de su vida.
Como citábamos al principio del artículo, el suelo pélvico es uno de los componentes de la orquesta. Podemos tener muy fuerte esta zona, pero si no actúa de forma coordinada con el resto de componentes que forman la orquesta, el resultado será “desafinado”. De ahí, la importancia de no solo trabajar la musculatura del suelo pélvico mediante ejercicios de tonificación como los Kegel, hipopresivos, dispositivos como bolas chinas, conos, fitpélvicos (¡siempre valorados antes por un profesional!), sino también de una correcta exploración, valoración y reeducación de todo el compartimento abdomino-pelvi-perianal.
Sara Hernando Callejo
Fisioterapeuta número de colegiada 1363 (Illes Balears)
Clínica Córpore (www.corporeibiza.com)
Otras entradas relacionadas: Fisioterapia del suelo pélvico
Imágenes:
Calais-Germain B. Anatomía para el movimiento. Tomo I. Barcelona: La liebre de marzo; 1999.
Netter, Frank H. Atlas de anatomía humana. 4ª ed. Barcelona: Elsevier Masson; 2007.
Drake RL, Vogi AW, Mitchell AWM. Gray: Anatomía para estudiantes. 3ª ed. Barcelona. Elsevier; 2015.